NOTICIAS: 23.02.2021
Hacer sentir culpables a los hijos, infravalorarles, criticar aquello que les gusta, aislarlos para que no se relacionen… Son muchos los padres que ejercen el gaslighting, pero muchas de las víctimas no se dan cuenta hasta que son mayores.
Existe una forma de abuso psicológico que con frecuencia vinculamos a las relaciones de pareja. Nos referimos a esa forma de maltrato en la qye una persona busca alterar la percepción del otro haciéndole creer que eso que ve, siente o cree es falso. Ahora bien, es importante saber que también hay padres que hacen gaslighting a sus hijos y que buscan con ello desgastarlos emocionalmente.
Este término, el gaslight (hacer a luz de gas), conforma un tipo de manipulación muy insidiosa y deliberada que aboca a la víctima, a cuestionarse casi cualquier cosa. Poco a poco, tanto la autoestima como la propia identidad se ven fracturadas por completo. Es la consecuencia de las acciones de un abusador que busca, ante todo, tener el control y proyectar en el otro sus frustraciones.
Si bien es cierto que llevamos años relacionando esta dinámica con el campo de las relaciones afectivas, hay otro escenario invisible que pasa desapercibido. Son muchas las personas adultas que toman conciencia tarde o temprano de que ellas también han sufrido esta forma de abuso. Sin embargo, el origen no está en una pareja, sino en la familia y en alguno de sus progenitores.
Sufrir gaslight en la infancia tiene a la larga un efecto mucho más lesivo. A fin y al cabo, un niño no entiende que está siendo manipulado ni aún menos por qué el amor de su padre o de su madre es condicional. Analicemos por tanto esta realidad.
Padres que hacen gaslighting: características y consecuencias
El psiquiatra Irvin Yalom explicó en su libro Love’s Executioner & Other Takes of Psychotherapy un caso tan impactante como ilustrativo sobre los padres que hacen gaslighting. Una de sus muchas pacientes fue una mujer que acudió a terapia por no poder superar la pérdida de su hija acaecida hacía ya más de diez años. Durante esas sesiones afloró un hecho escalofriante.
Aquella mujer había volcado toda su rabia y decepción sobre su hijo menor, culpándolo y compartiendo con él la idea de que quien debía haber fallecido era él y no su hermana. Bien es cierto que la paciente del doctor Yalom arrastraba un trauma no superado. Sin embargo, casi sin saberlo, había ejercido un maltrato profundo e invisible en un niño que tendría que afrontar el enorme reto de gestionarlo.
Por otro lado, es interesante saber que no solo la psicología lleva años interesándose por esta realidad. Estudios, como el realizado por la doctora Paige Sweet de la Universidad de Harvard, inciden en que es también un fenómeno sociológico. Según este enfoque, el gaslighting surge como efecto de las diferencias de poder. Parte a menudo de las desigualdades de género, estamento social y también en vínculos paterno-filiales.
¿Cómo son los padres gaslighters?
La inoculación de la culpa es el principal instrumento del que se valen los padres gaslighters. Añaden pequeñas dosis a casi cualquier situación para aumentar el grado de control que tienen sobre sus hijos. Siendo más descriptivos, lo que suelen hacer es lo siguiente:
- Los padres pueden involucrar a los niños en situaciones en las que los pequeños no tienen responsabilidad alguna. Así, en caso de que la relación de pareja no vaya bien, se le hace creer al pequeño que es culpa suya.
- A veces, el padre o la madre tiene un hijo favorito (el hijo dorado o trofeo). Al otro hermano se le hace gaslight al hacerle creer que tiene menos valías, que se comporta mal y que por ello merece menos afecto.
- La mentira también es un recurso para invalidar al niño. Por ejemplo: “mamá ha tenido un día malo en el trabajo porque tú me has hecho enfadar esta mañana”.
- Infravaloran o ignoran cualquier valía o talento de los hijos.
- Cualquier afición, pasión o interés que tengan los niños es atacada con frecuencia por los padres gaslighters.
- Por otro lado, también suelen recurrir al aislamiento social. Procuran vetar la independencia de los hijos para tenerlos siempre bajo su control.
Padres que hacen gaslighting: consecuencias del abuso mental
Tal y como hemos señalado, son muchas las personas que solo al llegar a la edad adulta toman conciencia de que han padecido una forma de abuso psicológico. Es muy común, por ejemplo, que integren en su personalidad muchos de esos esquemas distorsionados inculcados por los padres.
- Una consecuencia habitual es no confiar en sus propios juicios. Cuando les han hecho creer que lo que piensan, sienten y opinan es erróneo, cuesta mucho tomar decisiones propias.
- Por término medio, un efecto del gaslight en la infancia es desarrollar cierta inseguridad personal y desconfianza en los demás durante la edad adulta.
- Pueden presentar una baja autoestima y problemas de identidad.
- Se habitúan a dejar en segundo plano sus propias necesidades.
- Otra consecuencia es interiorizar emociones, callarlas, descuidarlas… Todo ello provoca que acaben somatizando muchos de estos estados.
¿Cómo recuperarse de una infancia de desgaste emocional a causa del gaslight?
Los padres que hacen gaslighting existen, al igual que las personas que hacen “luz de gas” a sus parejas. De este modo, quien ha sido víctima de esta forma de abuso psicológico durante un tiempo determinado rara vez sale indemne. Hay quien se sobrepone, es cierto, quien enfoca todo su dolor psicológico en alguna distracción (trabajo, afición, práctica deportiva…).
Sin embargo, las heridas siguen supurando y lo hacen casi siempre en forma de estrés postraumático. Es importante considerar que esta serie de circunstancias vividas en la infancia evidencian una forma de maltrato psicológico. Por tanto, es conveniente solicitar ayuda experta.
La persona deberá iniciar un viaje de reparación y sanación en el que atender y reconstruir la autoestima y la identidad. Es necesario también purgar la marca de la culpa que proyectaron los padres sobre los hijos a lo largo de los años. Liberarse de la perspectiva inculcada por un manipulador desde la que se hace creer a la víctima que nada en ella es válido o importante, lleva tiempo.
Sin embargo, es vital sobreponerse a esa fractura interna para avanzar en integridad y plenitud.
(*) Valeria Sabater
Licenciada en Psicología por la Universidad de Valencia en el año 2004. Máster en Seguridad y Salud en el trabajo en 2005 y Máster en Mental System Management: neurocreatividad, innovación y sexto sentido en el 2016 (Universidad de Valencia). Número de colegiada CV14913. Certificado de coaching en bienestar y salud (2019) y Técnico especialista en Psiquiatría (UEMC). Estudiante de Antropología Social y Cultural por la UNED. Valeria Sabater ha trabajado en el área de la psicología social seleccionando y formando personal. A partir del 2008 ejerce como formadora de psicología e inteligencia emocional en centros de secundaria y ofrece apoyo psicopedagógico a niños con problemas del desarrollo y aprendizaje. Además, es escritora y cuenta con diversos premios literarios.
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