NOTICIAS: 12.12.2022
El 40% de las urgencias atendidas por consumo de sustancias están relacionadas con el alcohol | Psiquiatras detectan un incremento a nivel epidemiológico del abuso de la bebida en la sociedad desde la pandemia
GALICIA. Los jóvenes de entre 20 y 30 años que beben cantidades elevadas de alcohol tienen más probabilidades de sufrir un ictus cuando son adultos jóvenes que las personas que toman cantidades bajas o no beben alcohol. Es la conclusión de una reciente investigación publicada en la revista Neurology que hace suya la Conselleria de Sanidad de la Comunidad Valenciana.
Cuatro de cada diez urgencias que atienden los hospitales por consumo de sustancias guardan relación con el alcohol. Durante el último ejercicio más de un millar de personas acudieron a los diferentes recursos con que cuenta Sanidad para tratar este problema en la provincia, de acuerdo con los informes de la Dirección General de Salud Pública y Adicciones. Supone un incremento próximo al 30% en el número de pacientes admitidos a tratamiento por consumo abusivo de alcohol.
Psiquiatras consultados detectan un mayor abuso de la bebida a nivel epidemiológico en la sociedad desde la pandemia, un consumo de alcohol como «automedicación» y una edad cada vez más elevada para pedir tratamiento, con cada vez más sexagenarios. «Tenemos un nivel de consumo de alcohol problemático brutal, como no ha habido en la historia. Ha habido un incremento clarísimo a nivel epidemiológico y asistencial, relacionado con el confinamiento, la pandemia y la postpandemia», afirma Bartolomé Pérez Gálvez, psiquiatra de la Unidad de Alcohología del Hospital de Sant Joan de Alicante.
«Tenemos un nivel de consumo de alcohol problemático brutal, como no ha habido en la historia. Ha habido un incremento clarísimo a nivel epidemiológico y asistencial»
Bartolomé Pérez Gálvez – Psiquiatra de la Unidad de Alcohología del Hospital de Sant Joan de Alicante
La puerta de entrada para recibir tratamiento contra el alcoholismo en la Sanidad pública son las 33 unidades de conductas adictivas (UCA) que hay en el territorio autonómico, que apoyan a los equipos de Atención Primaria para la asistencia en régimen ambulatorio y seis unidades de alcohología, según datos de Sanidad, que alerta de las graves consecuencias, tanto sanitarias como sociales que puede ocasionar un consumo abusivo de alcohol.
El alcohol es un factor causal de más de 200 enfermedades y trastornos, y está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud tales como desajustes hormonales, mentales y comportamentales, y puede desencadenar enfermedades como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Es asimismo el comodín de la mayor parte de consumos pues lo toman habitualmente personas fumadoras; suele combinarse con la ingesta de cocaína y las personas heroinómanas, muchas veces, beben en exceso entre dosis y dosis.
Medicina interna
Hasta el 10% de pacientes ingresados en los Servicios de Medicina Interna presenta un consumo excesivo de esta sustancia. Los motivos de ingreso agudo más frecuente de pacientes con trastorno por uso de alcohol y otras drogas son las intoxicaciones o sobredosis, la abstinencia aguda y complicaciones médicas asociadas como la infección de partes blandas, encefalopatía de Wernicke y hepatitis aguda alcohólica, entre otras.
Por este motivo, Médicos internistas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) reiteran que “ningún consumo de alcohol puede considerarse seguro” y que “el riesgo cero en alcohol no existe” para recordar los “efectos negativos” que esta sustancia puede tener sobre múltiples órganos y sobre la salud en general.
El 74% son hombres
La mayoría de personas que acude a la Sanidad pública para dejar el alcohol son hombres con un 74% de los casos atendidos, frente al 26% de mujeres. La edad media de inicio del tratamiento se sitúa en los 47,7 años.
La Dirección General de Salud Pública y Adicciones trabaja sobre el terreno en más de 300 municipios con campañas informativas sobre los riesgos asociados al alcohol y la importancia de los hábitos saludables.
La Conselleria de Sanidad ha elaborado un protocolo para la detección precoz del alcoholismo que se ha puesto a disposición de profesionales sanitarios de Atención Primaria, ya que es la puerta de entrada de todo ciudadano o ciudadana al sistema sanitario de salud. El objetivo es detectar de forma temprana una posible dependencia al alcohol mediante una entrevista motivacional que realiza el personal sanitario, de manera que, en caso de detectar un problema, pueda iniciar un tratamiento con un programa de formación a técnicos para llevar a cabo estrategias preventivas entre la población adolescente sobre consumo abusivo.
Mayor consumo
A partir de 2021, coincidiendo con la pandemia, las autoridades han apreciado un incremento de personas que padecen un problema asociado al consumo abusivo de alcohol. El psiquiatra Pérez Gálvez afirma que sigue siendo el número uno en cuanto a las drogas clásicas por delante de la marihuana y la cocaína, y que desde el confinamiento se ha detectado «un incremento importantísimo del consumo problemático y de nuevos casos».
El especialista considera un grupo prioritario quienes empezaron con ese consumo abusivo durante la pandemia por tres factores que están pasando factura como son los problemas de socialización y soledad que ha traído consigo la situación sanitaria; el deterioro de la asistencia sanitaria y la salud mental con cada vez más casos de personas con tendencias depresivas y ansiedad que hacen uso del alcohol como automedicación; y la percepción tras el confinamiento de mucha inseguridad de futuro y económica, como ocurrió en las crisis de 2008 y 2012, cuando «hubo un incremento brutal de casos por la situación financiera».
Pérez Gálvez pone el acento en el llamativo cambio de perfil que se está produciendo pues lo habitual era que los pacientes atendidos en las unidades de alcohología encadenasen un consumo problemático de al menos diez años; sin embargo, ahora está muy centralizado en la pandemia, con muchos pacientes que iniciaron en ese momento un consumo abusivo y que pidieron tratamiento y no se les pudo atender en condiciones.
En este sentido, el psiquiatra afirma que la gente cada vez aguanta más físicamente, por lo que la edad del tratamiento va subiendo, así que hay muchos sexagenarios en las primeras fases de la deshabituación.
Por otro lado, la edad del consumo excesivo ha bajado y el porcentaje de jóvenes con este problema cada vez más alto. Luego están los adolescentes, que tienen otro tipo de problemática con una «cada vez mayor permisividad de los padres que les acaba explotando en la cara». Pérez Gálvez avisa de futuros escenarios negativos con jóvenes de 12 a 16 años, una edad a la que se necesita socializar, algo limitado por la pandemia. «Vamos a ver qué pasa en dos o tres años con esta generación porque ha habido factores de riesgo sin que se haya desarrollado prevención».
Proyecto Hombre
En asociaciones de ayuda como Proyecto Hombre la segunda causa de ingreso es el abuso de alcohol, en un 22% de los casos, mientras que el consumo combinado de cocaína y alcohol afecta a un 14% de los pacientes. En mujeres es la primera causa de asistencia, en un 46% de los casos aunque ellas solo suponen un 20% de usuarios.
Sobre menores y alcohol, Proyecto Hombre pone el acento en que los que llegan a la asociación es porque ya han tenido algún problema policial, judicial o familiar porque ha habido violencia en casa ya que «mientras no pase algo no vienen» y que esto se debe a que el consumo en España está muy normalizado, que todo se hace con alcohol de por medio y se traslada a los jóvenes.
«No hay que poner el foco en el adolescente sino en lo que ocurre antes. ¿Por qué beben alcohol? Porque en España se normaliza, es accesible y barato, incluso se vende a menores»
Nicolás Condés – Coordinador del área de Prevención de Proyecto Hombre Alicante
Nicolás Condés, coordinador del área de Prevención, recuerda que los datos del Plan Nacional sobre Drogas sitúan el inicio del consumo a los 14 años. «No hay que poner el foco en el adolescente sino en lo que ocurre antes. ¿Por qué beben alcohol? Porque en España es accesible y barato, incluso se vende a menores, y hay ayuntamientos que levantan la mano cuando las poblaciones celebran sus fiestas». Ahora es cotidiano entre semana reunirse para beber viendo el Mundial, señala.
«Tomé la decisión de dejar de beber o me moría»
«Mi nombre es Paco y soy alcohólico. Me ha costado muchos años aceptar esta definición. Ahora llevo una vida decente. Gracias a Alcohólicos Anónimos pude dejar de beber y tengo hoy una nueva vida«. Este alicantino quiere mostrar su reconocimiento a esta comunidad por la labor que realiza para recuperar a cientos de personas y ofrecerles una alternativa a este grave problema.
Alcohólicos Anónimos arrancó hace 39 años en la provincia, donde actualmente hay 24 grupos de habla extranjera ante la gran población turística de la Costa Blanca y diez de habla española. En la capital alicantina son cuatro, el pionero se fundó con el nombre de «Internacional» y fue el primero que echó a andar fundado por una norteamericana residente en Alicante, un belga y un asturiano, que sesiona desde sus inicios en inglés. Al año siguiente se formó el grupo llamado ‘Alacant’, y sucesivamente ‘Salida’ y ‘Nueva Vida’, estos tres de habla española. Uno de ellos se reúne en un local de la parroquia de Benalúa.
Todos tienen como objetivo primordial apoyar al alcohólico que está sufriendo y ayudarse mutuamente a mantenerse sobrios. El pasado domingo se celebró una jornada en Alicante, en la que miembros de la comunidad compartieron sus experiencias y psicólogos dieron su punto de vista.
Aunque el colectivo no tiene registros, tanto Paco como Ceci, que asiste también a los grupos, coinciden en que el alcoholismo está creciendo en la provincia desde el confinamiento y la pandemia, de ahí que abran sus puertas a cualquier persona con este problema independientemente de su edad, religión, ideas políticas y demás. El teléfono para contactar es 679 21 25 35 y está activo las 24 horas. «Después de la peor época del covid, llamó mucha gente porque en el tiempo que estuvieron encerrados en casa se dieron cuenta de que tenían una adicción», señalan.
«Después de la peor época del covid, llamó mucha gente porque en el tiempo que estuvieron encerrados en casa se dieron cuenta de que tenían una adicción»
Paco y Ceci – Alcohólicos Anónimos
«Ha sido un proceso penoso y duro. La enfermedad del alcoholismo no es de un día para otro, es un proceso lento que te va enganchando», explica Paco, quien desde joven bebía socialmente aunque tenía una vida ordenada pero sin darse cuenta fue incrementando el consumo. Trabajaba en hostelería en la noche, lo que requería alternar con clientes, y poco a poco «me metí en tal pozo que el alcohol me tenía cogido por el cuello». Tenía unos 33 años cuando empezó a tomar «medidas parciales» como dejar el mundo de la noche porque perdió la responsabilidad, «no sabía que hora era, perdía citas con los clientes…Pensaba que lo podía controlar y no«. Durante 25 años bebió alcohol que combinaba con alguna otra sustancia hasta no ver ningún tipo de salida.
«La enfermedad del alcoholismo no es de un día para otro, es un proceso lento que te va enganchando»
Paco – Alcohólicos Anónimos
La suma de «muchísimos problemas» familiares, laborales, sociales, económicos, etc…le llevaron a tomar la decisión de dejar de beber «o me moría». Descolgó el teléfono de Alcohólicos Anónimos y dos personas fueron a hablar con él a la Playa de San Juan y le invitaron a una sesión, donde «me identifiqué con la mayoría sin conocer a nadie».
«Tuve tanta conexión que ya no me autodenominaba borracho sino alcohólico con una enfermedad incurable. Empecé a aceptar el alcoholismo y a hacer una serie de cambios en mi vida, y ya no he vuelto a probar ni el alcohol ni sustancias que alteren el sistema nervioso». Así lleva 22 años y algo más de siete meses, y tiene la fecha grabada como un segundo nacimiento. Entró con 42 años y ahora tiene 63, por lo que rompe una lanza «por que se puede vivir sin beber».
«Solo nunca he podido dejar de beber y lo intenté muchas veces. La ayuda desinteresada es la clave. Estoy tan agradecido por haberme salvado la vida que estoy orgulloso de ofrecer mi mano», señala tras recordar que la OMS aconseja un programa de recuperación para mantenerse sobrio como el de los doce pasos de Alcohólicos Anónimos.
«Solo nunca he podido dejar de beber y lo intenté muchas veces. La ayuda desinteresada es la clave. Estoy tan agradecido por haberme salvado la vida que estoy orgulloso de ofrecer mi mano»
Paco – Alcohólicos Anónimos
Ceci, que ahora tiene 54 años, empezó a beber más joven, con 34 años. Trabajaba, tenía dos niños pequeños y mucho estrés, así que se llevaba un bote de cerveza a casa por la noche para evadirse. Estuvo dos años sin probar gota por embarazo pero otra vez empezó con la primera cerveza que se tomó. Su familia se dio cuenta de que tenía un problema pero ella no reconocía el problema hasta que ingresó en un centro y estuvo 5 años sin tomar nada, recibiendo el alta terapéutica en la unidad de conductas adictivas.
En un cumpleaños se tomó una cerveza y recayó cuando su entorno pensaba que estaba curada. «Fue horrible, no podía salir de ahí. Necesitaba beber todos los días, lo pasé fatal», confiesa. Fue a algunas reuniones de Alcohólicos Anónimos y «en la cabeza me cambió el chip. Les llamé y pedí ayuda. Allí me enseñaron que era una enfermedad, que no podía beber alcohol y así llevo más de seis años, sin probarlo». Asegura que en el último año antes de recurrir al grupo «había perdido el sano juicio, el sentido común. Ahora tengo una nueva vida en alma, cuerpo, espíritu, de relaciones y forma de pensar». Ha sido un giro completo gracias a las herramientas que le dieron para evitar tomar esa primera copa.
«Había perdido el sano juicio, el sentido común. Ahora tengo una nueva vida en alma, cuerpo, espíritu, de relaciones y forma de pensar»
Ceci – Alcohólicos Anónimos
Ceci tiene 3 hijos y buena relación con ellos, y trabaja con personas dependientes tras conseguir este nuevo empleo ya que dejó el anterior en plena crisis fruto del estrés, un año antes de ingresar. Considera que en el caso de ellas hay un perfil que bebe en casa, que se esconde, «ahora todo es más abierto pero durante mucho tiempo era bochornoso que la mujer tuviera problemas con el alcohol, más que el hombre». Tras recuperar su vida, señala a los jóvenes que el hecho de que se vayan de botellón no significa que se conviertan en alcohólicos pero sí invita a la prevención.
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