NOTICIAS: 12.11.2022
Diazepam, bromazepam, fluoxetina, escitalopram… Hasta hace poco tiempo los nombres de estos medicamentos antidepresivos solo le eran familiares a médicos o pacientes con muchos años de problemas de salud mental a sus espaldas. Hoy cada vez más adolescentes los toman diariamente.
Alejandra solo tiene 18 años, pero la ansiedad no le deja dormir. A los 16 empezó a tomar diazepam, un psicofármaco derivado de la benzodiacepina. Lo consume esporádicamente desde entonces para poder conciliar el sueño en épocas especialmente difíciles. No es la única: Ana María empezó con los tranquilizantes a los 17; sentía presión en el pecho y fatiga, pero se preocupó de verdad cuando los nervios empezaron a provocarle vómitos. El médico le diagnosticó trastorno ansioso depresivo y estuvo dos años medicada.
Estas historias no son excepcionales. Según el Barómetro Juvenil sobre Salud y Bienestar de FAD Juventud, uno de cada cuatro jóvenes españoles tomó psicofármacos en el último año. Sin embargo, el problema es aún mayor: un 56% de chicas y chicos de entre 15 y 29 años afirma sufrir algún problema psicológico pero la mitad de ellos no pide ayuda. Y lo que es más grave: uno de cada tres intenta solucionarlo por su cuenta. Según Jordi Royo, director clínico de Amalgama7, «la mitad de los jóvenes que toman psicofármacos lo hacen por su cuenta, sin prescripción médica».
Y es un peligro grave. Ya no hay duda de la relación entre problemas psicológicos y redes sociales. Es una de las principales conclusiones a la que han llegado los expertos participantes en la IX Jornada de Prevención y Atención a Adolescentes en Riesgo, celebrada en Madrid y organizada por Amalgama 7, Fundación Portal y ONCE. Numerosos estudios en todo el mundo vinculan el abuso de las pantallas con el gran aumento en los últimos años de la ansiedad y depresión en jóvenes.
«Las redes sociales generan en los adolescentes una necesidad constante de ‘likes’ y respuestas positivas que validen lo que hacen», ha asegurado María José Penzo, responsable del programa de tratamiento intensivo de Salud Mental en adolescentes del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, que ha añadido: «Eso, unido a la necesidad permanente de estar conectados por el miedo a perderse algo, les crea una ansiedad continua que puede derivar en problemas serios«. Para José Manuel Granada, coordinador de Salud Mental del Gobierno de Aragón, el acoso realizado a través de estas plataformas digitales es otra fuente importante de trastornos psicológicos en jóvenes.
Aumentan los suicidios. Vanesa empezó a tener problemas psicológicos con 22 años. Siempre le había dado muchas vueltas a las cosas pero los pensamientos recurrentes empezaron a ser obsesivos. La solución inicial que le dieron los especialistas fue, como casi siempre, la medicación. Pero tras dos años de pastillas, lo que de verdad le sacó de su problema fue la terapia psicológica. Según los expertos, un problema psicológico mal resuelto en la adolescencia puede derivar en intentos de suicidio en los primeros años de la edad adulta.
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