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Adicciones: la otra ola de la pandemia, Unidad de Asistencia a Drogodependencias de Ribeira

Fachada de la Unidad de Asistencia a Drogodependencias (UAD) de Ribeira, ubicada en Coroso. Foto: Suso Souto

NOTICIAS: 03.05.2021

LA FACTURA SOCIAL DEL COVID. La Unidad de Asistencia a Drogodependencias de Ribeira constata un aumento de las dependencias tecnológicas y del consumo de cannabis y cocaína entre jóvenes // Jesús Cartelle, su director, advierte: “No se están formando profesionales que nos tomen el relevo” 

S. Souto
Ribeira – Galicia. Las limitaciones de movilidad derivadas del estado de alarma por la pandemia del coronavirus incrementaron los importes habituales de los recibos de la luz. Pero el confinamiento pasó también otra factura, socialmente transparente, y mucho más dolorosa, a quienes padecen algún tipo de adicción y a quienes empezaron a padecerla a raíz del obligado encierro doméstico.

Cuando en 1993 dos médicos, una psicóloga, una trabajadora social y un auxiliar de clínica pusieron en marcha en Ribeira la Unidad de Asistencia a Drogodependencias (UAD), empezaron tratando a 120 usuarios al año. De la mano de administraciones y entidades sociales tuvieron que afrontar la compleja problemática derivada de la expansión de las drogodependencias y, muy especialmente, del consumo de heroína y la pandemia del sida.

Pero pronto descubrieron que las drogas no eran las únicas causantes de las adicciones que se empezaron a encontrar. Hoy, casi tres décadas después, la UAD tiene un volumen asistencial (número de pacientes atendidos al año) de 700 personas, que acuden para tratar adicciones relacionadas con las drogas, el alcohol, el sexo, el juego, la telefonía móvil… En todo este tiempo, sus profesionales abrieron 2.600 historiales.

El director del centro, Jesús Cartelle, señala que recientemente se ha detectado a nivel nacional un aumento de demandas de información o de tratamiento por consumo de cannabis y de cocaína entre los jóvenes que, por cierto, había caído en España durante los primeros meses de la pandemia, coincidiendo con el confinamiento, entre un 70 y un 80 por ciento, fundamentalmente porque el mercado estaba desabastecido por las limitaciones de movilidad.

Cartelle añade que en lo que va de pandemia “han aumentado mucho las conductas adictivas relacionadas con la utilización de nuevas tecnologías”, como telefonía móvil, las redes sociales, el juego online, el cibersexo o los videojuegos. Son las denominadas adicciones tecnológicas.

Dicho de otro modo: se han encendido las alarmas de lo que el experto denomina “una nueva ola asistencial, que está por llegar a este tipo de centros, que no sabemos cómo será de potente ni qué repercusiones tendrá”.

UN MODELO PARA PORTUGAL.

Entre los hitos de la UAD de Ribeira destacan el haberse convertido en la sede no formal de la Asociación de Planes y Programas Comunitarios del país, organizando múltiples encuentros a nivel estatal sobre desarrollo y participación de la comunidad; el haber logrado las certificaciones de calidad ISO-9001 y EFQM (fue el primer centro europeo en tener las dos) o el haber servido de referencia a Portugal para su Plan Nacional de Drogas (uno de los más prestigiosos del mundo), pues se basó en el modelo de colaboración de dicha unidad con diversos colectivos sociales, como Renacer.

De modo que, tras haberse convertido en un centro de referencia internacional, se prepara para hacer frente a un nuevo reto asistencial.

“SEGUIMOS SIENDO OTRA COSA”.

Pero, llegados a este punto del análisis, sorprende saber que después de casi treinta años tratando trastornos adictivos, siga sin estar incluida en la red sanitaria pública normalizada. “En el Plan de Salud Mental pos-COVID para los años 2020-2024 ni siquiera se hace mención a las drogodependencias. Nuestros pacientes y nosotros mismos seguimos siendo otra cosa, otro tipo de pacientes y de profesionales”, señala al respecto Jesús Cartelle.

Y no menos preocupante es el hecho de que, sorprendentemente, “no se están formando profesionales que nos tomen el relevo cuando nos retiremos los que ahora estamos en primera línea, y para lo que ya no queda tanto tiempo”, añade.

En esta línea, el pasado 23 de marzo los directores de las unidades de tratamiento de conductas adictivas de Galicia firmaron un documento en el que señalan que “nestes anos asistimos con desconcerto ao desenvolvemento dunha xestión errática, sen complexos, arbitraria e afastada da evidencia científica que non se pode seguir tolerando”. Explican que las consecuencias de la política de “desatención e deterioración” de la red de este tipo de centros “pode abocar á desaparición dunha estrutura asistencial altamente especializada e cualificada que prestou un servizo irremplazable a máis de 70.000 familias galegas e que, a pesar das súas crecentes dificultades, ten máis de 13.000 persoas a tratamento”. Asimismo, destacan que “a nosa principal responsabilidade segue sendo prestar unha atención normalizada e integral aos pacientes e ás súas familias” y urgen a elaborar un plan de atención a los trastornos adictivos, dentro del ámbito de la asistencia especializada, enmarcado en las estrategias de salud mental, que garantice los cuidados sanitarios a todos los ciudadanos “sexa cal sexa a súa patoloxía”.

FUNCIONAMIENTO

Once profesionales
El equipo. La UAD de Ribeira cuenta con once profesionales: dos médicos psiquiatras, dos psicólogos, una trabajadora social, una enfermera, un auxiliar de clínica, dos educadores (en la Unidad de Día) y un administrativo. Además, por convenio con la asociación antidroga Renacer dispone de una asesora jurídica. Ofrece atención sin listas de espera y consultas programadas, a los usuarios y a sus familiares.

La cobertura. El centro realiza la cobertura asistencial de la comarca del Barbanza, que abarca los concellos de Ribeira, A Pobra, Boiro y Rianxo. Asimismo, recibe muchas demandas de Porto do Son pues, si bien territorialmente corresponde a la UPAD de Noia, sus habitantes tienen una mayor tendencia, por proximidad geográfica, a dirigirse a las instalaciones ribeirenses. La Unidad de Día atiende además a los municipios que asistencialmente dependen de la UPAD noiesa: Porto do Son, Noia, Outes, Muros, Carnota y Noia.

Las colaboraciones. La unidad mantiene convenios con todas las universidades gallegas para la formación de profesionales en prácticas, alumnos de posgrados y cursos de especialización. Con el Sergas, además, por dependencia funcional y para la formación en ese área de médicos y psicólogos residentes.

Fuente: El Correo Gallego

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