ANA GARCÍA

La asociación Vieiro y la Unidade de Condutas Aditivas, ambas con sede en Carballo y atención para toda la Costa da Morte, ya conocen los resultados del pasado año en cuanto a personas atendidas por problemas con el consumo de drogas. Y los datos, si se tiene en cuenta la dinámica de los ejercicios anteriores, no son optimistas. Desde ambas entidades han constatado que sigue creciendo cada vez más el consumo de cocaína y otros psicoestimulantes entre la juventud. Esto, acompañado del alcohol y el cannabis, sustancias, todas ellas, sobre las que no existe percepción de riesgo, según aseguran las expertas en esta materia. Las dos últimas, sobre todo, están muy normalizadas entre los jóvenes, lo que las vuelve todavía más peligrosas.

Pero el balance es aún peor si se tienen en cuenta los juegos y las nuevas tecnologías. También en este apartado crece la adicción a las apuestas, los videojuegos, las compras, la pornografía, las redes sociales…

Todo esto sucede, incluso, entre menores de edad, alertan tanto la directora del UCA, Lourdes Suárez, como las educadoras sociales de Vieiro, María José Dosil y Miriam Romero, quienes destacan asimismo otro rasgo en el perfil de las personas atendidas y tratadas: la patología dual. Esto es, a mayores del trastorno adictivo, tienen otro que se enmarca en el ámbito de la salud mental.

Suicidios y delitos

La inmensa mayoría de las personas que sufren estos problemas son hombres. Desde la Unidade de Condutas Aditivas incluso hablan de un aumento significativo de la actividad delictiva y de más intentos de suicidio como consecuencia. Por lo tanto, el perfil es ahora más grave y además ya no responde a clases, indican. Eso sí: los casos de suministro por vena son los menos habituales.

En los últimos años, las cifras de consultas y asistencia van en aumento, según comentan. En Vieiro, están centrados en las tareas de prevención, sobre todo, pero también ofrecen recursos a nivel informativo para los propios perjudicados o para sus allegados. Asimismo, prestan otros servicios relacionados con temáticas que no siempre están relacionadas con conductas adictivas, como la orientación familiar.

En el año 2022, atendieron a 84 personas (afectados u familiares) que pedían ayuda con problemas relacionados con conductas adictivas. A mayores, 40 fueron derivados a centros de deshabituación. En el ejercicio anterior fueron 63 peticiones y 16 derivaciones, unos datos más bajos, por tanto, a los registrados en el año que acaba de finalizar.

Prevalecen, con mucha ventaja, los casos por consumo de sustancias tóxicas frente a los vinculados a juegos y nuevas tecnologías. La cocaína, que fue la más predominante en ambos períodos, subió en el pasado año: de 37 casos entre solicitud de ayuda y derivados a centros que completaron los programas a 41. El alcohol, también: de 12 pasó a 31. Le siguieron en el 2022 el cannabis, mientras que en el 2021 fue el juego.

Por su parte, en la Unidade de Condutas Aditivas, que abordan el tratamiento de los enfermos, el volumen asistencial experimentó en el 2022 una bajada motivada por la carencia de la figura del psiquiatra. Hubo problemas para cubrir la plaza, según traslada la directora, razón por la cual algunos pacientes fueron derivados a otros centros. Así, con mucho esfuerzo, atendieron a 366 personas, frente a las 490 del 2021. En el 2020, a pleno rendimiento pese al covid, fueron 457. Actualmente, tienen 1.989 historias clínicas abiertas y 380 a tratamiento.

En la UCA, la mayoría de atenciones responden al consumo de opiáceos como la heroína, seguidos por el alcohol y los psicoestimulantes como la cocaína.

.La UCA lleva un año sin psiquiatra: «Somos cinco en la plantilla y damos cobertura a 110.000 habitantes»

Lourdes Suárez, de Betanzos, es la directora y psicóloga de la Unidade de Condutas Aditivas de Carballo, centro en el que trabaja desde el 2002 (la UCA empezó a funcionar en 1994). Reivindica que el tratamiento de las adicciones no tendría que estar apartado del resto de enfermedades mentales, ya que, según describe, se encuentran entre los trastornos con mayor prevalencia.

En este sentido, el 2022 fue un año difícil para la unidad, ya que contó con un trabajador menos, la tan importante figura del psiquiatra en estos tratamientos. «El Concello tuvo dificultades para cubrir la plaza y ahora será el Sergas quien se haga cargo. La previsión es que se incorpore este mes», dijo.

Una enfermera, una educadora social, un administrativo y un vigilante completan la plantilla. No es un número muy alto teniendo en cuenta que dan cobertura a una población de «110.000 habitantes».

En la Costa da Morte, la prevalencia del consumo es «muy elevada», apunta. Una parte importante de los pacientes son de la capital de Bergantiños.

Respecto al perfil de los consumidores, confirma que ha cambiado: «Ahora son más jóvenes y con problemas psiquiátricos más graves. Cada vez, es más precoz el inicio y se reduce la edad». En el 2021, de 490 enfermos que recibieron asistencia, 413 fueron hombres.

«Hay más herramientas, pero vamos a peor. Falta la percepción del riesgo», dicen desde Vieiro

La carballesa María José Dosil ejerce como educadora social en Vieiro desde los inicios de la asociación en la capital de Bergantiños en el año 1991, cuando las familias se echaron a la calle por los problemas graves que había con drogas como la heroína. La situación ha cambiado, pero tampoco invita al optimismo con los nuevos perfiles, traslada: «Hay más herramientas, pero vamos a peor. Falta la percepción del riesgo. Los jóvenes creen que es algo que pueden controlar y se les escapa de las manos». En este sentido, recuerda que hay mitos que aún perduran entre los adolescentes. Sucede con el cannabis, muy asociado al uso terapéutico, aunque esta profesional recuerda que eso solo ocurre bajo prescripción médica. Destaca que en las nuevas generaciones, existe el agravante de que mezclan las sustancias. Y así se acaba en la adicción. «Las demandas suelen ser tardías y se generan conflictos laborales, familiares y sociales. De ahí la importancia de las intervenciones precoces», comenta.

María José Dosil también habla de otras víctimas, los familiares: «Si de lejos es muy duro, de cerca, más todavía». En este sentido, su compañera Miriam Romero destaca que a veces atienden a más familias que a los propios afectados. Hay casos en los que resulta un proceso clave para llegar al perjudicado. Esta educadora social también pone la atención en el tabaco, una droga legal que, según traslada, muy pocos ven como problema.