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JOSÉ ANTONIO DE LA RICA Dtor. Atención sociosanitaria del Gobierno Vasco

José Antonio de la Rica, Dtor. atención sociosanitaria del Gobierno Vasco. DNA

ENTREVISTA: 09.10.2022

“Además de los trastornos psiquiátricos, cada vez hay más malestar emocional que atender”

 

EUSKADI. El empeoramiento de la salud mental de niños y adolescentes es una de las principales asignaturas pendientes de la sanidad y donde pone el foco el Día Mundial de la Salud Mental que hoy se celebra. El Gobierno Vasco está decidido a reforzar este ámbito en la nueva estrategia que prepara. Un plan también orientado a romper el estigma en torno a las personas que padecen estos trastornos.

La pandemia de covid ha empeorado los problemas de salud mental. Hay más depresión, más estrés, ansiedad…

La pandemia ha sido una gran prueba de estrés. El balance dramático de víctimas y las situaciones insólitas que hemos vivido de aislamiento, como el confinamiento, han puesto a prueba nuestra salud mental y nuestra capacidad de adaptación. Hasta el punto de que Osakidetza puso en marcha un sistema de atención a las personas afectadas, y a los profesionales en lo más duro de la crisis sanitaria. Pero sí ha habido dos grupos en los que ha habido un impacto importante, en el colectivo de niños, adolescentes y jóvenes, donde han aumentado este tipo de trastornos. Y también en las personas mayores residenciadas.

Los psicólogos y psiquiatras cada vez reciben más consultas de centros escolares por problemas de salud mental en menores.

En los coles ha habido un aumento de la morbilidad psiquiátrica en determinados trastornos. Pero hay un marco de colaboración muy estable desde hace años entre todo el sistema educativo, la pediatría, y la salud mental infanto-juvenil de Osakidetza porque es un ámbito en el que niños y niñas interactúan y puede poner de relieve estos problemas. Educación es una aliada y una protagonista fundamental en estas cuestiones, pero hay recursos para hacer pedagogía terapéutica con perfiles capaces de actuar en estos casos.

En la futura estrategia mental de Osakidetza, ustedes quieren potenciar la atención a niños y jóvenes.

Desde 2016 ya se hablaba de la necesidad de reforzar estructuras con las plazas de alta intensidad para niños y adolescentes. Y se dispone de una nueva unidad de atención precoz en Gipuzkoa, se han abierto dos hospitales nuevos de día para adolescentes en Bizkaia, uno en Zabalburu, y otro en Galdakao-Usansolo, y otro más en Araba.

No solo los niños sufren estas patologías. Respecto a los adultos, la Sociedad Española de Medicina de Familia dice que actualmente, el 25% de las consultas de Atención Primaria responde a trastornos mentales. ¿Hay mucha lista de espera para ser atendidos?

Cuando hablamos de la red de salud mental hablamos de una red especializada orientada sobre todo al trastorno mental grave. Pero la realidad es que el gran prescriptor hoy por hoy de salud mental es la Atención Primaria. Hay un grupo de problemas muy comunes, como son los trastornos afectivos, que se suelen ver en la Primaria cuando su gravedad no es alta. Hablamos de la ansiedad, o trastornos adaptativos que, si no son complicados, se suelen atender en esa red. Y es verdad que se está consultando más este tipo de trastornos que corresponden con situaciones en las que las personas se ven desbordadas ante determinados problemas que son producto de la vida. La gente acude a la Atención Primaria buscando respuestas y soluciones, aunque detrás de eso no hay un diagnóstico, pero sí un malestar.

¿El incremento del consumo de ansiolíticos tiene que ver con esos estados de ánimo o malestares a los que se refiere?

Es posible. El tratamiento farmacológico cuando hay, por ejemplo, un exceso de ansiedad o insomnio, o un estado de ánimo triste y decaído, es eficaz. Pero también hay otras intervenciones que consumen más tiempo. Quizá antes para solucionarlo se recurría más al ámbito familiar o comunitario, o a tu propia red social, pero ahora han cambiado los hábitos. Lo que hay que hacer es un buen diagnóstico para distinguir si es un trastorno psiquiátrico real o un malestar emocional que tiene que ver con problemas que no podemos resolver. Porque ahí no tenemos una enfermedad, sino una situación muy ingrata. Por ejemplo, la falta de trabajo no es un problema de salud, pero influye mucho.

Aunque la nueva estrategia vasca de salud mental en la que está trabajando el Departamento de Salud incide más en los cuadros severos que en esos denominados malestares.

Los malestares también deben concernir al sistema sanitario. Pero la estrategia está orientada a los trastornos que necesitan recursos específicos. Y no solo habla de intervenciones concretas sino de cómo luchar contra el estigma de las personas con un diagnóstico psiquiátrico como una esquizofrenia, o un trastorno bipolar. Habla de cuál debe ser el papel de las familias y cómo podemos mejorar su calidad de vida. Hay una mesa interinstitucional que elabora dicha estrategia y que no solo se centra en la prevención del suicidio, que es un ámbito prioritario, también se orienta hacia cómo vive la sociedad los trastornos mentales.

Prestará especial atención a enfermedades emergentes como las de la conducta alimentaria o las adicciones.

Dentro del Consejo vasco de Atención Sociosanitaria, el encargo es trabajar en una nueva estrategia que contemple este tipo de cuestiones. Trastornos muy asociados a determinadas edades jóvenes y donde ha habido un aumento significativo de diagnósticos. Por eso se ha creado un grupo de trastornos infanto- juveniles, otro de conducta alimentaria y otro para patologías duales, es decir, cuando una de carácter mental se junta con una adicción.

Desde que Euskadi en 1983 puso en marcha su primer plan de asistencia psiquiátrica las cosas han cambiado muchísimo.

Radicalmente. En 1983 la psiquiatría ni quiera estaba en el sistema sanitario, dependía de las diputaciones. Y se guiaba por un enfoque estrictamente hospitalario. Lo importante era la custodia de las personas. Lógicamente, a lo largo de estos casi 40 años, ha crecido enormemente la red de salud mental extrahospitalaria, se han creado los servicios de psiquiatría en los hospitales generales, se ha desarrollado la psiquiatría infanto-juvenil. Y se ha ido dando paso a lo comunitario.

¿Se quedan escasos los recursos para unas patologías que van, indudablementen, al alza?

Tenemos un tejido asistencial con un gran potencial para responder a estos retos, pero sí es verdad que los recursos son siempre escasos. Porque además de los trastornos puramente psiquiátricos, cada vez hay más malestar emocional que atender. Sin embargo, la escasez de recursos en el sistema sanitario no solo afecta a este campo, las jubilaciones de los sanitarios, y la falta de reposición afecta también a otras especialidades médicas. Y hay poca disposición de profesionales para que puedan trabajar en estas materias.

Sin embargo, se oye hablar de déficit de médicos de familia o de pediatras, pero poco de psicólogos o psiquiatras.

De hecho, en Euskadi tenemos la tasa de psiquiatras por cien mil habitantes más alta de todo el Estado. Eso nos da una señal de que estamos en una situación mejor que en otras comunidades. De hecho, el déficit no es, de momento, demasiado visible. Pero ante el aumento de la demanda, tenemos que prever y planificar para incrementar el número de profesionales que formamos, que es otra de las cuestiones en las que estamos inmersos.

 

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