NOTICIAS: 06.03.2021
Hacer ejercicio físico es bueno para la salud, incluyendo la salud reproductiva, siempre que su práctica sea razonable.
La vigorexia, la adicción al ejercicio físico excesivo, tiene un efecto negativo en la fertilidad de las mujeres. Cuando el ejercicio físico se practica hasta el agotamiento, se reduce la fertilidad femenina al disminuir la secreción de las hormonas necesarias para el desarrollo y la maturación de los óvulos. Hacer ejercicio físico es bueno para la salud, incluyendo la salud reproductiva, siempre que su práctica sea razonable. La vigorexia se define como una combinación de ejercicios excesivos y dietas desequilibradas, con una ingesta exagerada de proteínas y sustancias anabolizantes con el fin de aumentar la masa muscular y reducir al máximo la grasa corporal.Para saber si frecuencia e intensidad del ejercicio es razonable o no, basta con “escuchar” al cuerpo. La actividad física tiene que producir sensaciones agradables, tanto durante los ejercicios como después de ellos, esto significa que hay que practicar ejercicios y deportes sin llegar hasta el agotamiento.
El doctor Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza-Tesarik de la clínica MARGen de Granada han estudiado su experiencia con mujeres vigoréxicas que quieren ser madres. “Las mujeres de esta categoría presentan habitualmente irregularidades, bastante variables, en las concentraciones de una o varias de las hormonas importantes para el desarrollo de los óvulos”, comenta el doctor Tesarik.”Los efectos de la vigorexia los observamos también en el laboratorio de reproducción asistida”, explica la doctora Mendoza-Tesarik-. “En contexto de los tratamientos por la fecundación in vitro -añade- se observa la disminución del número de óvulos maduros, aptos para ser inseminados, además de diferentes anomalías morfológicas en los embriones resultantes de la fecundación”.
Cóctel explosivo
La situación se complica aún más cuando las mujeres vigoréxicas combinan los ejercicios excesivos con dietas especiales y, sobre todo con el uso de sustancias anabólicas. Las dietas que juntan una gran cantidad de proteínas con una reducción drástica de grasas pueden provocar una respuesta hormonal no deseada.
Según la hipótesis de “combustible metabólico” (metabolic fuel hypothesis), formulada en base de observaciones sobre mujeres con dietas adelgazantes radicales, el balance energético negativo es el principal responsable de las desregulaciones hormonales involucradas en la reducción de fertilidad. Además, el frecuente uso de las sustancias anabólicas, generalmente con efectos androgénicos, reduce aún más la fertilidad femenina. El mismo comportamiento, en cuanto a la intensidad de ejercicios físicos, la alimentación y el uso de sustancias anabólicas se observa también en muchas mujeres deportistas profesionales de alto nivel, aunque los anabólicos están prohibidos y considerados como un dopaje. La única diferencia entre las mujeres vigoréxicas y las deportistas de élite es la motivación. Según la definición de la vigorexia, el único motivo para el ejercicio físico excesivo y esta conducta alimentaria es una obsesión por el estado físico, sin ningún componente pragmático. En el caso de las deportistas de alto nivel, el mismo comportamiento tiene una motivación práctica: alcanzar el máximo nivel posible en su campo de competición deportiva. Si embargo, en ambas situaciones, las consecuencias son parecidas: la disminución de la fertilidad. ”Nuestro papel como médicos es explicar a las mujeres en estas condiciones las dificultades que resultan de sus comportamientos para alcanzar un embarazo. La mayoría de los trastornos hormonales de estas mujeres es reversible, y basta con volver a una actividad física adecuada y la alimentación equilibrada, por lo menos durante un tiempo, para facilitar la maternidad”, concluye el doctor Tesarik.
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