El gas de la risa es un gas incoloro con un olor dulce y ligeramente tóxico, con efecto anestésico y disociativo. Químicamente estamos ante el N₂O, óxido nitroso, que en España han consumido alguna vez un 0,5% de personas y que en otros países como Dinamarca, Francia, Países Bajos o Portugal, donde recientemente se incautó cuantioso material procedente de Huelva, ha producido numerosos daños en el sistema nervioso de cientos de sus ciudadanos, a pesar de que existe una percepción general entre los consumidores de que su inhalación es segura. ¿A qué se debe este aumento de consumo que tanto preocupa? Los expertos apuntan a su fácil disponibilidad, bajo precio, efectos de corta duración y percepción de seguridad de los consumidores.
ESTAMOS ANTE ÓXIDO NITROSO, QUE TRADICIONALMENTE HA SIDO USADO POR DENTISTAS EN INTERVENCIONES MENORES Y EN LA ÚLTIMA DÉCADA SE EMPLEA PARA CONSUMO POR SUS EFECTOS PSICOACTIVOS
La realidad es que el gas de la risa ha sido utilizado originariamente por dentistas y profesionales médicos en intervenciones menores y últimamente también como aditivo alimentario o para mejorar el rendimiento del motor de los coches, pero el último informe publicado por el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA) destaca que en la última década ha crecido mucho su consumo por sus efectos psicoactivos, entre los que se incluyen sensaciones de euforia, relajación y disociación.
Cómo ponerle freno al gas la risa
Un factor clave relacionado con el aumento del uso recreativo del gas de la risa es la gran disponibilidad de pequeños cartuchos, baratos y fáciles de comprar legalmente en tiendas de alimentación, supermercados e Internet. Además las redes sociales han viralizado los efectos más banales de su consumo, obviando efectos negativos para la salud como intoxicaciones, quemaduras y daños en el sistema nervioso
¿Cómo ponerle freno al gas de la risa? Para empezar a luchar contra esta droga lo primero sería, para los expertos, terminar con un vacío legal que permite usos legítimos generalizados del óxido nitroso por parte de la industria, la medicina y los consumidores. Lo primero que han hecho estos países es implementar una serie de medidas para restringir la oferta de óxido nitroso y promover la salud en grupos específicos.
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