ENTREVISTA: 11.07.2022
La presidenta de la Asociación de Encuentro y Atención a Toxicómanos, Juana Herrera dirige una organización sin ánimo de lucro que lleva 23 años atendiendo a consumidores de drogas que no disponen de otros recursos asistenciales, muchos de los cuales viven en la calle
Juana Herrera lleva presidiendo la ONG Asociación de Encuentro y Acogida a Toxicómanos de Córdoba (Adeat) “desde que se fundó” en 1999. Ella defiende que lo que les motiva a continuar en la lucha diaria por mejorar la vida de estas personas sin recursos que tienen alguna adicción e incluso viven en la calle “es el hecho de que seguimos atendiendo prácticamente a un número de personas parecido al que atendíamos hace 23 años, no disminuye”. Juana insiste en que “mientras este recurso no se oferte a nivel público, continuaremos cubriendo ese nicho de alguna manera, porque estas personas sigue estando ahí y necesitan una atención que no reciben de otra forma que no sea la nuestra”.
–¿Cómo surgió Adeat?
–Somos una ONG sin ánimo de lucro creada por un grupo de vecinos del Distrito Sur que trabajaba en el Centro de Servicios Sociales de la calle Motril, yo como educadora de familias, y que veíamos el grado de deterioro y las condiciones de abandono en las que se encontraban los toxicómanos en los alrededores de la calle Torremolinos, uno de los principales puntos de venta de droga de la ciudad. Nos unimos para intentar dar respuesta al problema de las adicciones en un momento en el que no existían recursos asistenciales para atender a las personas con toxicomanías que no podían superar la situación de adicción, con recaídas frecuentes y fracasos en los diferentes circuitos terapéuticos, desarrollando un sistema de funcionamiento al margen de las redes asistenciales tradicionales, marginándose cada vez más.
–¿En qué consiste vuestra atención al toxicómano?
–Desde el primer momento intentamos dar respuestas profesionales a las personas afectadas para mejorar su calidad de vida y disminuir los riesgos que acompañan al consumo de sustancias tóxicas, ya que esta población no recibe asistencia sanitaria y no accede a los recursos de la red asistencial. Nuestro objetivo principal no es la rehabilitación, sino la reducción del daño. Paliamos en ellos el efecto de la sustancia que consumen y luego intentamos acercarlos a los recursos asistenciales, sanitarios. El objetivo último es que esas personas pudieran engancharse a algún programa de rehabilitación y normalizaran su situación a nivel personal, social y psicosocial.
–Adeat tiene un centro de estancia diurna en la calle Motril…
–Sí, en un local cedido por Vimcorsa. Nuestro horario de atención es de 09:30 a 20:00 de lunes a viernes de forma ininterrumpida, pero esperamos ampliarlo en un futuro, incluso cubriendo las noches.
–¿Y qué servicios ofrece Adeat al toxicómano en el centro?
–Les ofrecemos la posibilidad de que acudan al centro a cubrir sus necesidades básicas y a superar, en cierta medida, el deterioro personal y social en el que se encuentran. La intervención realizada posibilita, en último término, la mejora de la calidad de vida de estas personas. Por ejemplo, desde el ámbito educativo y preventivo les ofrecemos servicio médico-sanitario, intercambio de jeringuillas, distribución de preservativos. También servicio de alimentación, con tres comidas al día, de higiene personal, de lavandería, de ropero, servicio de estancia y descanso, talleres de ocio sano, talleres de prevención y educación sanitaria –pico seguro, sexo seguro…–, servicio de asistencia social y coordinación con los agentes sociales y sanitarios…
–¿Qué tipo de programas ofrecen a los usuarios?
–Aparte del programa como Centro de Encuentro y Atención, un programa de prevención y atención en VIH y hepatitis C, otro de prevención de violencia de género, adicciones y conducta de riesgo en mujeres, entre otros.
–¿A cuántas personas atienden?
–Actualmente atendemos a unas 450 personas al año, el 4% de ellas mujeres. Al día suelen venir a utilizar distintos servicios unas 65 personas.
–¿Se han preguntado por qué el porcentaje de mujeres a las que atienden es tan bajo?
–No sabemos el motivo, pero de la poquita población que tenemos de mujeres, la mayoría suelen ser prostitutas, suelen prostituirse, y me imagino que tendrán que consumir un poco para soportar la carga que conlleva esa profesión. Tenga también en cuenta que en la calle viven muchos más hombres que mujeres.
–¿Cómo ha cambiado a lo largo de los 23 años de vida de la ONG el perfil de las personas a las que atienden?
–El perfil sigue siendo prácticamente el mismo y muy diverso. La mayoría de las personas a las que atendemos son hombres de entre 40 y 50 años y con policonsumo (alcohol, base, cocaína…). Cuando Adeat se crea un alto porcentajes de las personas que venían consumían por vía intravenosa. A partir de 2005/2006 hubo una bajada de ese tipo de consumo y ahora estamos notando un pequeño repunte, así como un aumento de personas en programas de metadona.
–¿A qué perfil de adicto les resulta más difícil atender?
–Antes cuando me ha preguntado por el perfil de las personas a las que atendemos le iba a destacar la problemática que existe respecto a quien sufre patología dual, o sea que tiene problema de adicciones y problemas mentales. Estas personas se encuentran con dificultades para encontrar recursos públicos que cubran y atiendan sus patologías. Si la salud mental es complicada, con el añadido de la adicción se complica más la atención a este tipo de pacientes. Con el añadido de que si te coordinas para tratarlos con Salud Mental te llegan a decir que esas personas no es que tengan un problema de salud mental, sino un problema de adicciones, cuando tienen ambos.
–Me ha comentado con anterioridad que el perfil de las personas a las que atienden es muy diverso.
–Sí, hay una parte de personas que utilizan nuestro centro solo como punto de dispensación de metadona, para recogerlas de tratamientos supervisados por la Unidad de Dispensación Ambulatoria del Centro Provincial de Drogodependencias. Otros utilizan nuestros servicios de cobertura de necesidades básicas –higiene, alimentación, lavandería…–. Y hemos notado un aumento notable de usuarios que demandan la tramitación de gestiones sociales, como ayudas, citas, coordinaciones con los Servicios Sociales y servicios sanitarios…
–¿Las adicciones fuertes son cosa de mayores o también de jóvenes?
–Las adicciones son un problema de todas las edades y de todos los contextos sociales.
–¿Se han sorprendido alguna vez de la cantidad de jóvenes a los que tratan?
–Atendemos a personas mayores de 18 años y nos sorprende que empiecen tan jóvenes a consumir. No obstante, el joven que acude al centro nos puede engañar con la edad, dado que no pedimos carnet porque muchas de las personas a las que tratamos no lo tienen. A muchos de nuestros usuarios que viven en la calle se los acaban robando, porque sufren muchos robos.
–¿Todo el mundo que duerme en la calle tiene adicciones?
–La gran mayoría, sí. Pienso que la única manera que tienes de soportar estar en la calle es evadirte de la realidad, creo que de otra manera no podrías sobrevivir. Son personas que tienen una autoestima muy baja, que tienen la sensación de que lo han perdido todo. Trabajar con ellos el tema de la autoestima es básico y fundamental para que sean conscientes de su situación y quieran cambiar e, incluso, llegar a rehabilitarse.
–¿Se sigue estigmatizando al drogadicto? ¿Se le sigue marginando?
–Sí, se sigue estigmatizando al consumidor, pero al consumidor pobre, al que no produce porque no tiene trabajo, porque no tiene domicilio y carece de redes de apoyo. Existen otros consumidores que no se estigmatizan ni estigmatiza, que son a los que tienen dinero; a ellos se les trata como enfermos, pero enfermos son todos, los pobres y los ricos y debería poder tratárseles de la misma manera y con el mismo tipo de atención. Al perfil de población que tratamos, por desgracia, todavía se le tiene mucho miedo.
–¿Cuál es el porcentaje de éxito de Adeat a la hora de atender a estas personas?
–El porcentaje de éxito es muy difícil de medir. Al ser un servicio de asistencia voluntaria, cuando la persona deja de acudir a nuestro centro puede ser por estar en otro recurso u otra ciudad, haber mejorado su situación biopsocial, haber fallecido u otras múltiples causas. Pero después de tantos años consideramos que las condiciones biopsociales de las personas consumidoras activas que atendemos han mejorado considerablemente y hemos logrado que muchas de ellas se acerquen a la red social y sanitaria normalizada. Tienen sus médicos, tarjetas sanitarias, ayudas, tratamientos, necesidades básicas cubiertas…y ese trabajo de mejora de autoestima y rehabilitación mediante derivaciones y coordinaciones con la Unidad de Dexintosicación Ambulatoria del Centro Provincial de Drogodependencias es importantísimo a la hora de su recuperación.
–¿Os sentís compensados, reconocidos por vuestro trabajo?
–Yo no busco el reconocimiento. A pesar de que nuestro objetivo como recurso no sea la rehabilitación, somos facilitadores de la misma y cuando una persona es derivada a un centro, termina su programa y normaliza su situación, su vida, nos sentimos partícipes de ese trabajo y esa recuperación porque somos el primer eslabón de la cadena. Para mí lo gratificante es poder ofrecer a este perfil de población que tiene este tipo de problemática apoyo en algún momento de su vida.
–En estos 23 años habréis vivido situaciones terribles.
–Sí, es verdad que a lo largo de todos estos años hemos tenido situaciones difíciles, pero al final hemos sido muy afortunados, porque de alguna manera los usuarios a los que atendemos nos reconocen la labor que hacemos con ellos y nos respetan mucho. Son personas que agradecen mucho la atención que se tiene con ellas.
–Hacia qué retos se encamina vuestra organización.
–Actualmente continuamos siendo un recurso de primer nivel de atención a las adicciones con un concierto con la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía que esperamos continúe por muchos años, y como proyecto o reto futuro siempre hemos tenido en mente la posibilidad de poner en marcha un centro de noche de baja exigencia que permita dar cobertura a estas personas durante las 24 horas al día de los 365 días del año. Porque el problema llega cuando llegan las ocho de la tarde, cerramos y esas personas tienen que volver a la calle y no son personas que cumplan los requisitos para dormir en una casa de acogida. Por eso creemos tan necesario poner en marcha ese centro, es súper necesario.
–¿Y qué problemas se han encontrado a la hora de hacer ese reto realidad?
–Para hacerlo realidad necesitamos financiación y espacio, un espacio que hemos ido reivindicando a todos los equipos de gobierno que han ido pasando por el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía, pero nunca nos han concretado nada durante 23 años, ya que lo teníamos en perspectiva desde el minuto uno que empezamos con la ONG. Ellos consideran que ya hay recursos en la ciudad para ofrecerles a estas personas, pero esa no es la realidad. Insisto, se trata de personas que por su situación y su problemática no pueden acceder a casas de acogidas.
–Ustedes defienden que el servicio que prestan debería ser municipal.
–Sí. En todas las provincias de Andalucía, menos en Jaén, hay un Centro de Encuentro y Acogida, un CEA, que es como nos llaman y, de hecho, los de La Línea de la Concepción (Cádiz) y Granada, son municipales. Considero que debería ser un servicio que se ofertara a nivel público.
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